El recorrido es la experiencia
El forastero había ido a la fiesta de unos amigos y estaba tan animado que, al terminar la velada, se fue a un bar cercano para seguir celebrando. No más llegar, vio a una bella dama que se encontraba sola y se le acercó para presentarse ceremoniosamente. Ella respondió con una sonrisa y sus labios rojos le destacaron la palidez de su hermoso rostro. Se presentó como Victoria y con delicadeza le señaló que se sentara a su lado. Estuvieron compartiendo toda la noche y cuando cerró el local salieron juntos dirigidos por ella hasta un enorme portal, donde él la abrazo con fuerza para dar paso a un largo beso de despedida.
Él no pudo conciliar el sueño, esperaba, con ansiedad, que se hiciera de día para ver nuevamente a Victoria. Finalmente llegó al portal y esperó ser atendido. Abrió un elegante caballero que, mientras murmuraba que aún era muy temprano, lo conducía por el pasillo hasta una sala donde se detuvo y le indicó que esperara. Al fondo de la sala había un precioso jardín y a su lado un enorme columbario. Desconcertado y curioso, el forastero se acercó y fue mirando las fotos que estaban sobre las placas de los nichos hasta que, con el alma en vilo, leyó, paralizado, la fecha de nacimiento y muerte de su bella Victoria.
Ana María Rotundo
06 de octubre de 2023.