El recorrido es la experiencia
Los muchachos se habían ido de campamento y al atardecer, siguiendo las instrucciones del guía, habían armado las carpas en un claro del bosque y prendido una fogata, alrededor de la cual, se sentaron a comer. Mientras comían, uno de ellos les contaba la historia de un lobo que vivía camuflado entre las personas hasta que, cansado de las mofas y risotadas estimuladas por el guía, guardó silencio. A pesar de ello, cuando se disponía a dormir, accedió a contarla a uno de sus compañeros que, en privado, le había manifestado su interés en conocer los detalles.
Ambos se habían apartado del grupo. Estaban tan distraídos que se olvidaron de la hora y fue la extinción de la última llama lo que les hizo caer en cuenta que se habían alejado sin linternas y debían regresar. Cuando se incorporaban, escucharon un aullido estremecedor y luego otro y otro, así es que les pareció más prudente agazaparse entre los arbustos y esperar las primeras luces del día para ver el camino de regreso. A pesar del miedo, estaban tan cansados que se quedaron dormidos y los despertó un guarda forestal que quería asegurarse de que estaban bien ya que un lobo, al parecer de gran tamaño, había atacado el campamento y el guía estaba desaparecido.
Ana María Rotundo
12 de octubre de 2023.