El recorrido es la experiencia
Lilita no se quitaba nunca la gargantilla donde colgaba la cruz que, tal como le había dicho el anticuario, la protegía de la mordida que los vampiros hacen en el cuello mientras se duerme. Un día, sin explicación alguna, la cruz se le perdió y ella, aterrorizada, sin escuchar las razones de su buena vecina, decidió permanecer en vigilia. Comenzó entonces a sentirse enferma y debió permanecer en cama luchando contra el sueño hasta que, finalmente, la venció.
Desde que enfermó, su vecina le había llevado algo para comer cada mañana, sin embargo, ese día la encontró levantada susurrando melodías mientras organizaba la casa. También le observó, cuando se dio la vuelta, que tenía un brillo especial en la mirada y se acomodaba con picardía un bello pañuelo que le cubría el cuello.
Ana María Rotundo
13 de octubre de 2023.